Fuente => EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com
El incendio de la Costa del Sol se originó a dos kilómetros escasos de un puesto de vigilancia que estaba vacío tras los recortes del Infoca.
Fue avistado por otro puesto de control situado a 40 kilómetros del nacimiento del fuego lo que impidió responder con mayor velocidad
11/09/12. Sociedad. Un comunicado hecho público por CCOO relativo a los recortes en el empleo público de la Junta, informa de que el mayor incendió que ha calcinado la Costa del Sol se originó a dos escasos kilómetros de un puesto de vigilancia que estaba “cerrado ese día (…) y que estaba cubierto por una sola persona el resto de la semana”. Los recortes, según indican fuentes de este mismo sindicato a EL OBSERVADOR, también se hicieron notar en el servicio de ambulancias de urgencia, cuya desmantelación coincidió el mismo día del incendio.
El representante sindical de CCOO en el Infoca de Málaga, (Plan de Prevención y Extinción de Incendios de Andalucía), Jesús Enrique Guzmán, señala que la proximidad de la finca donde se está investigando el inicio del incendio al puesto de vigilancia de Alaminos, situado a tan sólo unos 2 kilómetros de distancia, “nos asegura que podría haber sido detectado antes”.
Guzmán recuerda que para la campaña de este verano, la Junta de Andalucía ha contado con 31 puestos de trabajo menos en el Infoca por los recortes y el día que se originó el fuego, el puesto de Alaminos se encontraba cerrado. Este puesto está cubierto tan sólo por una persona cinco días a la semana. Un hecho que ha provocado “crispación entre los trabajadores del Infoca al no estar operativa esta caseta, por lo que entendemos que se podría haber detectado antes”.
Pese a que lo revelado por Guzmán deja en evidencia las consecuencias de los recortes de la Junta de Andalucía, la magnitud del desastre ecológico no ha sido óbice para que el gobierno andaluz siga sacando pecho ante la actuación, con comparecencias públicas en las que se han ofrecido razonamientos como este: El incendio podría haber superado las 17.800 hectáreas, en lugar de las 8.225 afectadas, cosa que se evitó debido a la rapidez y a la coordinación de las actuaciones…. Claro, por poderse quemar se podía haber quemado la provincia entera y más aún.
Entre homenajes y reconocimientos a la loable actitud de los bomberos también ha desapercibido que el servicio de atención de urgencias de las ambulancias que operaban en la zona del desastre -a cargo de la empresa Ambulancias Manuel Pasquau SL- también había dejado de estar operativo cuando sus servicios eran requeridos en mitad de las llamas.
Una falta de autocrítica y un afán de autobombo del que también han pecado los servicios de prensa de la Diputación de Málaga, cuya cobertura del incendió ofreció toda una variada serie de poses del presidente del ente provincial, Elías Bendodo, en plena acción: en el helicóptero, consultando mapas, dando indicaciones… al tiempo que se omitían informaciones fundamentales de interés para los vecinos.
>> Homo sapiens y fuego <<
La especie humana empezó a transformar drásticamente el medio natural desde que hace medio millón de años tuvo la capacidad de generar una chispa y hacer fuego. Desde entonces ha utilizado esta habilidad para quemar intencionadamente cuanto se le pone por delante. Lo utilizó y lo utiliza para calentarse, cocinar, cazar, guerrear, generar campos de cultivo, favorecer pastos para el ganado doméstico, eliminar maleza, recalificación urbanística y muchas veces por simple placer. Ver un fuego es un placer atávico que solo la cultura y la educación ambiental pueden moderar.
Los incendios naturales o provocados actúan como un agente modelador responsable, a lo largo de los años, de la estructura y composición que en la actualidad presenta todo el monte mediterráneo. Durante miles de años de incendios se han seleccionado aquellas especies que presentan mejor adaptación al fuego y que son las que en la actualidad forman parte de la composición paisajística de cualquier monte de Andalucía.
La autentica vegetación mediterránea arde demasiado bien pero también presenta un importante grado de recuperación posterior. Muchas especies soportan la acción del fuego y la aprovechan para mejorar su reproducción y para evitar la competencia con otras especies.
Las plantas con diverso grado de resistencia al fuego son las denominadas pirófitas y todas ellas presenta adaptaciones físicas o reproductivas que les permite sobrevivir después del paso del fuego y por tanto restaurar con el tiempo el ecosistema quemado. Algunas especies como el alcornoque forman una gruesa capa (corcho) protectora de los tejidos vivos que les permite rebrotar de copa. Otras como el madroño, enebro, brezos, etc. tienen una alta capacidad de rebrotar desde las yemas que tienen protegidas a ras del suelo (cepa). En ambos casos la permanencia de los rebrotes dependerá de las condiciones ambientales que existan en los meses posteriores al incendio. Las especies bulbosas tienen las yemas protegidas en el interior del suelo y suelen regenerar muy bien. Por último las estrategias reproductivas se basan en la colonización de las zonas quemadas por especies cuyas semillas se dispersan y germinan mejor si son afectadas por el fuego, es el caso de las jaras, romero, aulagas, etc. Un caso especial es el de algunas especies de pinos que al quemarse lanzan los piñones a larga distancia favoreciendo su posterior germinación.
La zona quemada es muy complicada en orografía y en ambientes ecológicos. Ambas condiciones son importantes para la presencia de una alta biodiversidad, pero que también hacen muy complicados los procesos de gestión y de actuación contra un incendio como el que hemos padecido. Tener en cuenta esta diversidad de habitas es importante para los futuros planes de restauración.
Ahora toca planificar bien las actuaciones futuras para intentar tener en el menor tiempo posible algo parecido a lo que teníamos. Para ello es necesario hacer una planificación coherente con las peculiaridades ambientales de la zona: control adecuado de los restos quemados, control de la erosión, restauración hidrológica, participación social en el planteamiento, control urbanístico, control de factores que puedan perturbar la regeneración natural, control sobre el material empleado para las posibles repoblaciones y sobre todo un programa de evaluación y seguimiento de las actuaciones realizadas. La recuperación total de lo quemado es cuestión de tiempo y de planes de protección adecuados.
Saber como funcionan las especies de alguno de los hábitas quemados es importante para actuar sobre ellas, sobre todo para las zonas de serpentinas, hábitat único en Andalucía. En este sentido es muy importante llevar acabo planes de investigación básica sobre el funcionamiento de especies y hábitats como mecanismo esencial para actuar sobre ellos.
Que el monte mediterráneo se queme es solo cuestión de tiempo, sobre todo en una zona como la Costa del Sol donde situaciones de riesgos extremo son frecuentes. Urbanismo difuso, año de sequia, terral, vientos fuertes, vegetación con stress hídrico acusado, etc. Por este motivo las precauciones cuando se asocian todos estos factores tienen que ser extremas.
Me ha sorprendido la defensa de la administración en el sentido de que si no hubieran actuado bien la superficie quemada sería el doble. Me recuerda a aquellos alumnos que denunciaron al profesor por llegar tarde 30 minutos a clase, la defensa fue que se alegraran porque podía haber llegado 45 minutos tarde. Siempre se pueden hacer las cosas peor, pero también se pueden hacer mejor. Lo importante es que el fuego se apagó cuando se pudo gracias a la labor conjunta de muchas personas y varias instituciones.
Cuando el medio natural se quema perdemos todos. Las plantas, los animales, los hongos, el suelo y sobre todo las personas y sus patrimonios. Pero fundamentalmente se pierde la función protectora, reguladora y generadora de bienes intangibles que los ecosistemas bien conservados producen y sobre todo la capacidad de prevenir otros riegos ambientales.
Si todas las opiniones de los últimos días inciden sobre el alto valor ambiental de la zona quemada, ¿porque no la gestionamos bajo alguna de las figuras de protección de la Junta de Andalucía?.
Los fuegos se apagan en el invierno y en los primeros momentos de producirse. Para ello es necesario vigilancia extrema y prevención adecuada. Tenemos en Andalucía el mejor plan contra incendios de todo el mediterráneo, mejorarlo es una inversión de futuro. Aprender de los errores y de los aciertos es de sabios. Seamos todos sabios, los ciudadanos y las administraciones.
Baltasar Cabezudo Artero
Catedrático de Botánica de la Universidad de Málaga
Presidente Junta Rectora Parque Natural Sierra de las Nieves
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